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Asegura que estos talleres y la cámara le dieron la oportunidad de conocer más sobre su territorio que, en ocasiones, siente aislado del resto del país. Pero lo más importante, según Valentina, es que este arte le dio la oportunidad de conectar con ella misma, con sus sentimientos hacia la naturaleza que la rodea, con ese cuidado hacia el agua que todos deberíamos llevar como bandera.
“La fotografía me hace conectar con la naturaleza porque resalta cada elemento único y bello que tiene, porque puedes ver de una manera más cercana, de una forma más macro, todos esos detalles que no vemos fácilmente. Tal vez, de lejos, podemos ver una hoja, pero no sabemos si esa hoja está sana, no está sana, si la hoja ya nació o está cortada. Siento que la fotografía conecta mucho con la naturaleza porque es una forma más visual de demostrar esas cosas bellas que en muchos lugares no se ven”, señala.
Resalta que este proceso le ha dejado grandes aprendizajes, desde cómo sostener una cámara en sus manos, hasta elementos mucho más técnicos en materia de composición fotográfica. La huella ha sido tal, que hoy Valentina ve en la fotografía y las artes visuales su futuro profesional.
“Esto para mi significa un honor y un valor muy trascendental porque, además de eso, puedo dar lo mejor de mí y mostrar los sentimientos que se transmiten entre la cámara y yo. Vivir esa mezcla entre la fotografía y el agua, la considero como algo mágico porque poder capturar el movimiento, el agua, lo que nos dice ella y cómo nos pide ayuda, es muy valioso”, dice.
Este nuevo mundo se abrió ante los ojos de Valentina gracias a esa cita dominguera, los Talleres de Fotografía de Arts Collegium, una fundación que trabaja de la mano de Conservación Internacional para proteger y conservar el páramo de una manera distinta: fortaleciendo el vínculo entre las comunidades y la naturaleza a través del lente de una cámara.
Como ella, las comunidades de Guasca, Guatavita y Ubaque, cambiaron sus planes de fin de semana para aprender sobre fotografía, unirla con la riqueza ecosistémica de su territorio y reconocerse en lo que significa el agua para cada uno de ellos. Éste, sin duda, se ha convertido en un acto genuino de conservación.
El proceso de aprendizaje lo adelantan de la mano de expertos en el tema, como Claudia Ruíz, pintora, escultora, fotógrafa y directora de la Fundación Arts Collegium; Emilio Aparicio, fotógrafo profesional; y Clara Contreras, psicóloga y comunicadora social. Los tres profesionales, llevan más de 10 años apostándole al sueño de motivar al ser humano a ser un generador de creación y no de destrucción.
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“Estamos mezclando arte y naturaleza, y concretamente fotografía y naturaleza, porque la fotografía es una herramienta poderosa para conectar. Venimos al agua porque estamos haciendo unos ejercicios de sensibilización, planteándole a las comunidades que piensen cuál es su relación con el río. Es muy diferente decir ‘hay que cuidar el agua’ a ser conscientes de porqué hay que hacerlo. Entonces, estos ejercicios nos llevan a, realmente, ser consciente de cómo soy, dónde vivo, dónde estoy y cómo me conecto realmente con mi entorno”, puntualiza Claudia Ruíz.
Autorretratarse con y por el agua
Actualmente, y tras 28 talleres desarrollados por los expertos en los tres municipios, las comunidades trabajan en “autorretratos”, un tipo de fotografía en el que quien toma la foto también aparece en ella y se narra desde su propia perspectiva.
“Los talleres de autorretrato tienen como objetivo integrar la fotografía con ese trabajo humano, trasladar las emociones y los sentimientos a una imagen, utilizando el recurso del arte y la fotografía para expresar, en este caso, el cuidado del agua. Conocer qué relación tenemos con el entorno y ella”, subraya Clara Contreras.
En ese sentido, Arts Collegium y Conservación Internacional, a través del proyecto Ordenamiento alrededor del agua y adaptación climática en el paisaje Chingaza-Sumapaz-Guerrero-Guacheneque, liderado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Fondo para la Vida, la RAPE y la Gobernación de Cundinamarca, presentan a los colombianos algunas de las obras fotográficas creadas bajo el lente de las comunidades: |