745 mil árboles sembrados para la restauración ecológica de la Sierra Nevada de Santa Marta

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©Ricardo Ahumada

El logro fue posible gracias al convenio firmado entre el Fondo Colombia en Paz, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y Conservación Internacional para adelantar procesos de restauración ecológica del cabildo Arhuaco Magdalena, Guajira y con el apoyo de la Fundación Promigas.

La restauración se desarrolló a través del programa Musesi, vocablo Ika hablado por el pueblo Arhuaco que significa restaurar. Y ese fue precisamente el trabajo que permitió que se superara la meta inicial de sembrar 700 mil árboles y llegar a los 745 mil plantados en la Sierra Nevada de Santa Marta.

“Más allá de la cifra, este proyecto permite demostrar como un ejercicio de restauración ecológica puede ser desarrollado de manera satisfactoria, cumpliendo con altos estándares técnicos y sobre todo alineado con los principios culturales de una comunidad indígena que como la Arahuaca, tienen un relacionamiento tan profundo con la naturaleza”, enfatizó Andrés Páez, director de servicios ecosistémicos de Conservación Internacional.

El trabajo incluyó la participación activa de 429 familias que hacen parte de 14 comunidades indígenas dispersas en tres cuencas hidrográficas de los ríos Palomino, Don Diego, Fundación y Aracataca. Fueron mil hectáreas degradadas en las zonas de importancia para el resguardo las que fueron restauradas. Las plantas que se usaron para este proceso fueron producidas en la misma Sierra, mediante la creación de 429 viveros, dos de ellos comunitarios asociados a escuelas.

“El tema de la restauración activa para nosotros es una práctica nueva, pero está enlazada con la forma como hemos protegido La Sierra; entre más árboles sembrados, más podemos mostrar la conservación y lo que venimos haciendo”, José Raúl Villafañe, coordinador general de campo, programa Musesi.

Sembrar los árboles implicó ir a sitios alejados con comunidades que están a varios días de camino no carreteable, así como la formación de 21 técnicos en restauración, todos ellos jóvenes indígenas Arahuacos bachilleres. Además, capacitación a comunidades, cursos para construir los viveros y sembrar las plantas, protocolo técnico y el trabajo cultural y espiritual de la comunidad para armonizar los principios culturales con lo técnico y así sacar adelante el proyecto.

Para Conservación Internacional desarrollar este proyecto tiene un significado muy importante, por la capacidad corporativa y el fortalecimiento organizacional comunitario, los indígenas no son un actor pasivo sino protagonistas del proceso. 

“Sobre todo para que se empoderen y entiendan que ellos pueden ser actores relevantes en ejercicios y en alianzas de esta naturaleza para poder sacar metas de conservación grandes como este que implicó un andamiaje tan grande. Hoy saben que pueden asumir responsabilidades grandes y actuar en concordancia con la lógica cultural en beneficio de sus propios comunidades”, expresó el director de servicios ecosistémicos de Conservación Internacional.

La siembra de estos 745 mil árboles tiene un potencial económico asociado a la captación de carbono que puedan llegar a tener. El proyecto, que inicialmente estaba planteado para junio de este año se extenderá tres años más para garantizar el monitoreo y crecimiento de los árboles.

 

 

 

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