Tiene ya dos meliponarios o colmenares, que son los espacios en los que se mantienen las abejas sin aguijón: “Tener abejas es una maravilla, una bendición de Dios. No me canso de verlas. Yo me puedo quedar un día sentada viéndolas, me gusta cómo se comunican, su manera de trabajar en equipo, nos enseñan desde el aseo, cuando uno hace un trasiego, una división, ellas empiezan a ordenar todo, la que busca el alimento, la que vigila, la que alimenta a la reina, el zángano que va a fecundar a la princesa”.
Liliana Aristizábal vive en la Vereda Campucana, en el municipio de Mocoa, Putumayo y de tanto mirar y analizar las abejas ya les conoce cada detalle. Es una mujer noble y emprendedora que cada vez, con el apoyo del programa, logra posicionar mejor su marca Lili miel, con la que vende miles de abejas nativas, mieles puras, maceradas y otras que transforma con plantas medicinales y aromáticas (ají, pimienta, jengibre) que proveen de muchos recursos a las abejas.
“Naturamazonas para mi significa amor a la biodiversidad, respeto, aprecio a la naturaleza, es felicidad porque me gusta lo que hago, me vuelve creativa, le encuentro sentido a las cosas, me brinda la oportunidad de acercarme y sumergirme más en la hermosura de la naturaleza para mantenernos sanos y sentirnos parte de ella”.
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Hace parte de la Asociación de Meliponicultores Andino amazónicos, en la cual la mayoría ya tienen sus emprendimientos, a Liliana le gusta ver cómo otras personas también se empoderan y aprenden, porque cree que al juntarse y emprender han logrado ayudar mucho a sus familias.
Dice que es tímida pero que gracias a Naturamazonas ya se le da mejor relacionarse con la gente y le gusta contar lo que hace y hablar de su miel y sus abejas. Se identifica con los árboles porque ama la naturaleza, tanto así que uno de sus hobbies es pintar paisajes amazónicos: “Me encanta la Amazonía y tenemos la gran fortuna de estar en el piedemonte amazónico, y eso nos da un plus de diversidad en flora. Me inspiran las abejas, últimamente también me gusta pitarlas”.
Cuando Liliana va a alguna feria, los asistentes llegan a su stand literalmente, como las abejas a la miel, y es que su producto llama la atención. Ya ha participado en varias, una de ellas fue FIMA, la Feria Internacional del Ambiente que se desarrolló en Bogotá y que fue una experiencia inolvidable: “Las ferias son muy interesantes porque conocemos gente, nuevos productos, se comparten ideas y se conocen nuevas personas, aprendemos sobre la importancia de consumir miel. Mostramos al mundo nuestros emprendimientos”, asegura.
Es muy inquieta, se emociona y motiva con facilidad, y cuando habla de Lili miel, dice que hay todavía muchas formas de crecer y transformar, de crear nuevos productos y, sobre todo, de seguir soñando.
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